Como ya comenté en la entrada anterior, decidimos ir a por nuestros congelados en Junio. Teníamos tres congelados: 2 de calidad C congelados juntos y otro de calidad C un poco inferior que estaba congelado sólo. Debido a que todos los médicos nos metieron miedo en el cuerpo con el embarazo múltiple y sus riesgos, decidimos ir a por uno sólo. Recuerdo que la dra. M nos dijo que ella tenía dudas al respecto porque vistas las calidades lo mejor era poner 2 juntos. Pero me dio pánico que pudiera volver a pasar por lo mismo y finalmente me pusieron sólo uno. Me puse uno de los 2 que tenía congelados juntos (el mejor) y el otro lo dejaron para ver su evolución y si llegaba a blasto lo congelarian así. Pero se paró. Recuerdo que los primeros días post transfer tuve vacaciones y nos fuimos un día a la playa. A pasear y a despejarnos la cabeza. Por primera vez en mucho tiempo volví a tener ilusión. Me encontraba contenta. Pasé una betaespera llena de ilusión y alegría. Fui muy feliz. Y llegó el día de la beta. Recuerdo que mi Sister vino a casa a esperar la llamada con nosotros y que ella por entonces estaba ya bastante gorda… Sobre las 13.00h me llamó la dra.M:
– Sira, no tengo muy buenas noticias. Tu resultado ha dado positivo pero es un nivel muy bajito. Tendrás que repetir la beta en un par de días. Pero es de mala evolución.
Lloré mucho. Ya no había tenido suerte. Sólo me quedaba una oportunidad y era un embrión de calidad regular… Me sentí como si mi momento de buena suerte ya hubiera pasado y como si todo lo que me pasaba ahora tuviera que ser malo. Lo que yo no sabía es que tiempo más tarde aquella llamada no me parecería tan mala. Hubo una cosa que nos pasó (que contaré un poco más adelante) que me hizo querer volver a aquella mañana aún sabiendo lo dolorosa que fue…
Repetí la beta en un par de días pero ya sabía que sería negativa. Como así fue. Me llamaron unos minutos antes de una comida con los compañeros de trabajo ( a la que tenía que ir si o sí) y, aunque ya sabía el resultado, me sentó fatal. Tenía unas ganas de llorar durante la comida…La gente me decía que hacía mala cara y yo decía que me había mareado en el coche…Mentira, claro. Encima tuve que soportar oír a un compañero hablar del embarazo de su mujer y de los nombres que le pondría a su niña… Y a mi me tocaba seguir esperando….